martes, 25 de junio de 2013

IX ENCUENTRO DE ANIMADORES A LA LECTURA


Entre los árboles del bosque de Riocantos, entre los cantos del río que no cesa de relatar historias de agua, he tenido el placer y el honor de contar y cantar algunas de sus historias. Esta vez he sido Hada que acompaña a los más pequeños entre sombras y ramas, entre  murmullos de  hojas,  y sonido de agua. Y para que no tengan miedo... Federico les anuncia que con el Hada no pasa nada, y yo les digo que si acaso pasan cosas, son maravillosas...


Raul Vacas, Primigenius, Rodorín, Federico Martín, Tres eran Tres, Cecilio Campos, y Amalia González, que soy yo, hemos dado vida a la mañana y al bosque. 


Tengo un reloj de oro
con cifras de nácar. 
Y quizás el tiempo
no valga nada

(Agustín García Calvo)

Cuando llega el público menudo, el bosque crece y los miedos, y desde luego los misterios, que crecen pero se esconden entre las sombras. 
A los más pequeños hay que tranquilizarles  Los peligros del bosque son para los que buscan el miedo y se crecen combatiéndolo. Los más pequeños, sin embargo, necesitan hallar lo sereno entre la inmensidad de las sombras y el susurro de las hojas y el aire. 
Me los llevo muy cerca del río. Voy a contarles cuentos del agua, aquellos que cuentan los ríos hasta llegar al mar.... 



Y comienzo con unos versos de Isabel Escudero que anuncian la mañana en el programa:

¿Sabes tú niño, qué es el tiempo?
Pasa y pasa sin poder verlo.
Si lo persigues huye corriendo.
Y si te paras y le olvidas,
se vuelve manso y lento.
¡Vamos, pues, niño, a perder el tiempo!



Soy la reina de los mares, ustedes lo van a ver lo van a ver,
 tiro mi pañuelo al suelo, y lo vuelvo a recoger a recoger.
Pañuelito pañuelito, quién te pudiera atener tener tener,
 guardadito en un bolsillo, como un pliego de papel, de papel…


Vengo del mar, de muy lejos, a deciros que el río nos trae todas las historias que va contando en su camino. ¿Escucháis? Muchas historias se quedan por el camino, en las piedras, en los árboles, algunas suben al cielo y se enredan en las nubes…
Una  de las historias que os traigo es la de un pescador solitario. Cada noche salía a pescar. Pescaba peces para comer. Pero un día pescó una sirena.
¡Pescador!  ¡pescarme con luna llena! ¿no te da pena?(Guiño a poema de Isabel Escudero: "Dejarme con luna llena, ¿no te da pena?)


                                              

Seré yo, pescador, quién te cuente la historia de Escarlata, la sirena de plata.

“ La sirenita de larga cola viene y va con la ola, 
viene y va con la ola. 
La sirenita de larga cola
viene y va con la ola, contenta y sola..."


En el fondo del mar viven muchos tipos de peces y de animales marinos... y también viven las sirenas. En una  cueva vive Escarlata la sirena de plata, junto a su amiga Concha. Concha guarda en su interior una perla. Es una perla de cristal, adivina y mágica. ¡Adivina y conoce todas las historias que el río cuenta en su camino hasta el mar! Todas las noches antes de luna llena, Perla recoge los cuentos que del río llegan al mar. Después, cuando la luna está llena, Concha se abre, y Perla cuenta uno, dos o tres cuentos. ¡Pero el pescador no puede escucharlos! Porque tiene miedo de bucear hasta el fondo del mar.  

¡Pero un día, Perla desapareció! Y Concha lloró lágrimas saladas. Escarlata, la sirena de plata, le dijo ¡no te preocupes! Yo iré a buscarla! Y así lo hizo. Y mientras buceaba y buscaba, cantaba:

"Caballito sin crines, caballito de mar,
dime si los delfines, pueden llorar;
dime si donde habitas, habita el colibrí;
dime si hay sirenitas de ajonjolí..."
(Mirta Agiuirre)

Me han traído una caracola,
dentro le canta un mar de mapa,
con pececillos de sombra y plata.
Me han traído una caracola..."
(Federico García Lorca)


Al llegar a la superficie del mar, cuando pasaba un barco, le decían los marineros:
"¡Zambúllete chiquilla!
Que por fina y delgada,
pasarás por anchoa
para las ensaladas"
(Francisco de Quevedo)

     Y todos rompían a reír. Hubo un marino, quizás fuese poeta, que le dijo:

        "¡Cuéntame, cuéntame lo que hay allí en el fondo del mar ¡dime, dime!"

     "Y ella, como si no recordara nada. Riendo se metía otra vez en el agua, o se tendía sumisamente sobre las olas"  (Vicente Aleixandre)

A veces les respondía:

 

"¡Cuando tú vengas,
no me vas a encontrar;
seré una estrella
por encima del mar!"
(José Moreno Villa)

Nadando llegó a una isla. En la isla había una playa y en la playa una palmera. A la sombra de la palmera, Sirena se tumbó para dormir un rato. De pronto escuchó una voz que decía:

En este campo estuvo el mar, alguna vez volverá…
Si alguna vez una gota roza este campo
Este campo siente el deseo del mar
Alguna vez volverá…
(Miguel Hernández)

Se trataba de Serpiente. 

-     -  ¿Quién eres?
-      - Yo soy quién no soy.
-     -  Pero eso no puede ser.
-     - Un día yo era un pez. Vine a esta isla para conocer los ríos que la recorren ¡y el amo de la isla me convirtió en serpiente y súbdito suyo. Y ahora estoy solaaaaaaaaaaaa, solita y solaaaaaaaaaaaaaa con muchas ganas de volver al mar, pero sin saber nadar……
-      - ¡Pobre serpiente!¡creo que te quiero un poco!
-      ´Y tú, ¿qué andas buscando en esta isla? Este lugar es muy peligrosssssso.
-     - Estoy buscando a Perla de cristal, adivina y sabia, conocedora de todas las historias.
-      -¡Yo sé donde está! Él siempre quiso tenerla! ¡Pero no debes ir a por ella! ¡de verdad! Él es terrible! ¡Es muy peligroso. ¡No debes ir! No….

En este campo estuvo el mar, alguna vez volverá…

  ¡Serpiente por favor! ¡Dime donde debo ir!
- Si alguna vez una gota roza este campo….
-      ¡Serpiente por favor!
 - ¡No debes ir, no debes ir! ¡A esa montaña que ves allí!

Y Sirena convenció a Serpiente para que le enseñara a arrastrarse como ella, por la tierra, para poder llegar a la montaña de fuego. ¡porque se trataba de un volcán! Pero Sirena era valiente y allí va, sube que sube la  montaña caliente. Cuando Sirena llegó a lo alto de la montaña de fuego, se asomó y preguntó: ¿hay alguien ahíiiii? Y la ninfa de los bosques, Eco, respondió: ahí ahí ahí…..¡ay! Y a Sirena se la tragó la montaña!


¿Y ahora qué hacemos? ¿Queréis que intentemos rescatar a Sirena? ¡Pues entonces vamos dentro del volcán! ¿Veis algo? 
¿Y ahora?
¡vamos dentro! ¡Taparos la nariz! ¡taparos la boca! ¡también los ojos! ¡y los oídos! ¿No podéis? Bueno, pues entonces no os tapéis nada. ¡Abrid bien vuestros corazones! Hay que desear que a Sirena no le haya ocurrido nada irremediable.
¡Sirena! ¡Sirenita! ¿Estás ahí? ¡Sí aquí está!¡Parece que se ha dado un golpe en la cabeza! Y se ha quedado dormida. Chssssssss.

El dormir es como un puente que va del hoy al mañana.
Por debajo, como un sueño, pasa el agua. 
(J. R. Jiménez)




¡Mirad! Sirena ha tenido tres sueños!
Primero ha soñado con el día. Con un sol resplandeciente que sonreía complaciente. Después soñó con la noche. Y soñó con que a la Luna, las estrellas, los cometas, le dormían en una cuna. El tercer sueño… ya no lo recuerdo. ¡ah, sí! Soñó con el fuego! ¡Y casi se quema Sirena cuando se despertó y se dio cuenta de que el volcán también se había despertado. ¡Su sueño se convertía en realidad! Escuchó entonces un rugido terrible. ¡Debía de ser el dragón!
¡Debo deciros algo acerca de los dragones! Los dragones aman a las sirenas! Porque las sirenas les encantan cuando cantan…y es muy diferente al rugido del dragón. Pero los dragones también tienen mucho miedo de las sirenas. Es como aquel pirata que se enamoró de la Luna y que tanto miedo tenía de ella… ¿recordáis? Pues este dragón debía de sentir más miedo que pasión amorosa, porque con un terrible rugido y una bocanada de fuego y de humo lanzó a la sirena por los aires con tanta fuerza que la sirena voló y voló. Hasta llegar a las estrellas. Ellas, las estrellas, le cantaban a la Luna canciones para que se despertara.

Luna luna luna luna,danos fortuna.
Luna luna luna luna, luuuuuuuna
Del tiempo de la aceituna…

¡Luna llena luna llena
Tan oronda tan redonda
En esta noche serena. (A. Machado)

Luna luna luna luna
Señor alcalde sus niñas
Están mirando a la luna… (Lorca)

De amarillo calabaza
Por el azul como sube
La luna sobre la plaza (A. Machado)
Luna luna luna luna……

Los animales del día a los de la noche buscan
Lejos anda el sol, cerca la luna. (M. Hernández)

Luna luna luna luna….

¡Animal de medio día, la media noche te turba!
Lejos anda el sol, cerca la luna. M. Hernández

Luna luna luna luna…..

Y detrás de la noche siempre siempre llega … el día. Y con el día siempre en danza ¡llegan las adivinanzas!

Apellídanme rey y no tengo reino. Dicen que soy rubio y no tengo pelo. Aseguran que ando, pero no me muevo. Relojes arreglo sin ser relojero.
¡El sol!  

Y Sirena ahora está en una nube. Y canta:

Sol solito, caliéntame un poquito, para hoy para mañana, para toda la semana…
Verde verderol, endulza la puesta de sol…

De repente,la tarde equivocada, se vistió de frío.(Lorca)

El sol se escondió detrás de las nubes mientras cantaba:

Empieza el llanto de la guitarra.
Llora monótona, como llora el agua, como llora el viento sobre la nevada.
Es imposible callarla. Llora por cosas lejanas. Es imposible callarla. (Lorca)

Y Sirena comenzó a cantar
¡que llueva que llueva!
La virgen de la cueva.
Os pajaritos cantan,
Las nubes se levantan…


Y cantando empezó a caer por entre las gotas de agua.¡Y rodando rodari llegó al mar a través de los ríos!
Narradora manipula la caja para retornar a la página del mar)

 ¡Y detrás de ella las gotas de agua formaron una gran bola de agua.
-       ¡Espera, Sirena. ¡Esto no es agua!
Narradora toma la bola de cristal que está en un lugar por allí colocada)
 Es una bola de cristal! ¡Parece la perla!
-      ¡Es la perla! ¡Pero es demasiado grande!
¡Demasiado grande Duerme, duerme tranquila en tu cuna. Ea la nana ea la nana….
Ahora tenéis que ayudarme. Tenemos que hacer que esta bola de cristal se transforme en Perla de cristal!¡
¡Bola de cristal, perla adivina! ¡hazte un poco más chiquitina!
(A la tercera vez que repite las palabras mágicas con ayuda del público, es cuando se produce la transformación)
Y la perla se hizo pequeña.
Sirena durmió tranquila. y colorían colorado, querido pescador, este cuento se ha acabado. 






Debo continuar diciendo que tuve el placer de coincidir en el Encuentro y compartir espacio, palabras, pensamientos y risas, con Victoria Gullón, romancera estupendísima que nos regaló los oídos con romances  arreglados por Agustín García Calvo y dedicados a él y a Isabel Escudero que también estuvo presente en el Encuentro. 


viernes, 10 de mayo de 2013

ABUELA DE LA LUNA Y DEL SOL

Comencé mis andanzas como CUENTACUENTOS, adquiriendo un personaje sugerido y dirigido por Federico Martín: La hija del Sol y de la Luna. Con este personaje contaba cuentos de la Luna y del Sol a los infantes de tres años en adelante. Eran los años noventa del siglo pasado.
Cuando hace unas semanas me propuso mi amigo Juanma, socio de Acción Educativa y maestro de infantil del colegio Miguel Hernández de Getafe, realizar una contada en su escuela desde un personaje de abuela, haciendo un recorrido por el folklore infantil, en seguida apareció en mi mente la idea de adquirir el personaje de ABUELA DE LA LUNA Y DEL SOL. 
Y me presenté en la escuela con mi camisa de lunas y una falda negra, de noche oscura. El pelo algo cano y una cesta con lanas y agujas largas para tejer estrellas mientras esperaba la llegada del público.



Me presenté como abuela, primero de Luna, cantando las nanas que le cantaba a mi nieta cuando acababa de nacer. 

A la nanita nana, nanita ea, nanita ea, mi niña tiene sueño, bendita sea. Ea, ea.

Luna lunera, cascabelera, los ojos azules, la cara morena....
Después las cancioncillas que iban recorriendo y reconociendo el cuerpo.

Cinco lobitos, tiene la loba, grandes y negros detrás de la escoba. Cinco parió, cinco crió y al pequeño tetita le dio.

Daba daba daba, daba la mozita. Daba daba daba en la cabecita. Daba daba daba y no se lastimaba. Pero tanto dio, que se lastimó

Este fue a por leña, este la partió, este compró un huevo, y este lo frió. Y este gordito se lo comió se lo comió. 

Niña bonita, flor de alhelí, la cara bonita y no tiene pipí. Niña bonita, flor de manzana, la cara bonita, las ancas de rana. Niña bonita, flor de canela, tan boniquita como su abuela.

A los bebés hay que llenarles de cantos el cuerpo. Mi nieta Luna lunera brilla mucho cuando brilla en la noche, porque tiene su cuerpo lleno de cantos.

El día que Luna estaba crecida y redonda redonda redonda como un queso y nadie puede darle un beso) nació mi nieto Sol. Entonces fue ella, Luna, quién le cantó una canción:

Sol solito, caliéntame un poquito. Para hoy para mañana, para toda la semana. Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo. (Y un pequeño sol va saliendo de su cuna redonda)



 Y como Luna ya sabía contar, contaba estrellas para desayunar:
Una dola tela catola, quila quilete, estaba la reina en su gabinete. Vino Gil, apagó el candil, candil candilón. Cuenta las veinte que las veinte son.

Y después los cuentos, los primeros cuentos. Los cuentos más cortos...... y los más largos. Los que son redondos, como ella, Luna, y nunca se acaban.......

Este es el cuento de la banasta, y con esto basta que basta.

¿Quieres que te cuente el cuento del gallo colorao que nunca se acaba y ahora se ha acabado?

¿Quieres que te cuente otro cuento muy largo muy largo? Un ratón se subió a un árbol y este cuento ya no es más largo.

Este es el cuento de la bellota, que tenía la panza rota y el demonio de su mujer no se la quería coser. Ni con una aguja ni con un alfiler.

Esta era una hormiguita que de un hormiguero salió calladita y se metió en un granero; Se robó un triguito y arrancó ligero. Salió otra hormiguita del mismo hormiguero y muy calladita se metió al granero, se robó un triguito y arrancó ligero. Y salió otra hormiguita…

Esto era un gato, con las orejas de trapo y la barriga al revés, ¿quieres que te lo cuente otra vez? Yo no te digo ni que si ni que no; Yo solo digo que….




Y cuando Luna ya había crecido del todo y brillaba en el cielo redonda como un queso y nadie puede darle un beso.... entonces nació Sol, y ella misma, Luna, le cantaba canciones de cuna.

Pajarito que cantas en la laguna, no despiertes al niño que está en la cuna. Ea la nana, ea la nana, duérmete lucerito de la mañana.

Continuamos después con cuentos algo más largos, como la ratita convertida en niña, cuento medieval hindú que encontré en el Panchatantra, dentro de la maravillosa hª de Calila y Dimna"

.

Y también Cuentos con papiroflexia, como la niña que soñó con ser princesa, a partir de un cuadrado de papel... pasando por el comecocos, muy conocido por la mayoría del público asistente.

                                     

Y terminamos con un romance. Escrito por Ana Luisa Ramírez para un cuento que inventé hace.... no sé, antes de ser abuela y desde luego en el siglo pasado. Es un cuento moderno y antiguo. Eterno. 
 
 



Ilustración de la niña: Paloma González


EL CUENTO DE LA VIEJA


Cuenta el cuento de la vieja
que vivía una ancianita
en una apacible casa
de campo con ventanitas.

Pero envejeció la vieja
y quedó tan arrugada
que se hizo chiquitita
y a ningún sitio alcanzaba.

No podía ya en su mesa
comer, pintar o escribir
ni levantar la persiana
para ver el sol salir.

Su vestido preferido
era verde y con motitas,
pero  no podía alcanzarlo
ni aun puesta de puntitas.

Así que decidió un día
otra casa ir a buscar,
se lanzó por esos mundos
y a un gran parque fue a parar.

En una roca rugosa
a descansar se sentó
y cuando casi dormía,
aquella roca tembló.

-¡¿Qué le pasa a este pedrusco?!-
gritó la vieja asustada.
-¡Señora! Que soy tortuga
y a mí no me pasa nada.

-¡Ay, qué casa tan bonita!
¿No me dejaría entrar?
-Pruebe usted si es lo que quiere;
no sé si lo va a lograr.

Por arriba y por abajo
lo intentó la viejecita,
pero no encontraba un hueco
para entrar en la casita.

-Ya veo que no hay manera;
me buscaré otra morada;
aunque, ahora que me fijo…
¡Está usted muy arrugada!

Y por despedirse de ella
con un poco de alegría,
recordando a Elena Walsh,
recitó esta poesía:

“En Tucumán vivía una tortuga
viejísima, pero sin una arruga,
porque en toda ocasión
tuvo la precaución
de comer bien planchada la lechuga”.
  
Andando andando llegó
a un estanque nuestra anciana
y en aquel líquido espejo
se miró arrugas y canas.

Mas cuando en éstas estaba,
en el musgo resbaló
y la pobre viejecita
en su espejito se hundió.

-¡Socorro, no sé nadar!-
gritaba chapoteando;
pero justo en ese instante
pasaba un pato nadando.

En buena hora pasó
aquel amable patito
pues la dejó en la otra orilla
con cuidado, despacito.

Mil gracias al buen amigo
dio en ese mismo momento
la viejecita, que supo
que él era un pato de cuento.

Tú eres el patito feo,
 que a ti te conozco yo.
¡Sigue, sigue tu camino!
Que tu cuento aún no acabó.

Y quedó como una sopa
tendida en el verde musgo
para secarse en el sol
y reponerse del susto.

Quiso la casualidad
que una niña allí llegara
y al ver a la viejecita
dijo: -¡Hala! ¡Qué monada!

-Es una linda muñeca,
justo la que yo quería.
Y sin pensarlo dos veces
se la metió en la mochila.

-¡Oye, guapa! ¿De qué vas?
¡Pero tú qué te has creído?
-¡Toma ya! ¡Y encima habla!
¡Mi deseo concedido!

-¡Que no soy una muñeca!
¡Que estoy viva y coleando!-
Le gritaba nuestra anciana.
La niña ya se iba andando.

Y siguieron el camino
hasta una enorme mansión.
-¡Dios mío!- dijo la anciana-
¡Yo no quiero un caserón!

Se equivocó sin embargo
la enfurecida ancianita.
Estaba en esa mansión…
¡Su deseada casita!

Una casa de muñecas
aquella niña cuidaba
esperando que algún día
por alguien fuera habitada.

Con su mesa preparada:
plato, libro y tenedor.
Y pinturas de acuarela…
¡No podía ser mejor!

En un armario tenía
vestidos de mil colores.
¡Faldas, calcetines, blusas,
camisetas, pantalones…!

No le faltaba detalle,
todo estaba a su medida.
Veía salir el sol
con la persiana subida.

Y cuando al anochecer
la vieja estaba cansada,
la niña la recogía
y en su cama la acostaba.

La niña ya tenía su muñeca.
La anciana ya tenía su mansión.
Las dos fueron felices muy felices
y este cuento por fin, ya se acabó.


Texto romance: Ana Luisa Ramírez.                 CUENTO DE LA VIEJA          Idea original: Amalia G. Bermejo  .